Seguidors

Arxiu del blog

Etiquetes

dissabte, 17 d’abril del 2010

La relación entre sensibilidad y entendimiento en Kant


En el curso de la historia una de las principales preocupaciones de la filosofía ha sido la de plantearse si es posible el conocimiento. En su origen, en el mundo griego no existía tal problemática, puesto que para ellos lo que veían era lo real y podían acceder directamente, confiaban plenamente en la razón. Esto es lo que actualmente conocemos con el nombre de dogmatismo. Fue más tarde que surgió una doctrina totalmente contrapuesta denominada escepticismo, quienes consideraban, que el conocimiento verdadero no era posible.

La contribución de Descartes es el racionalismo, que representa romper con la tradición filosófica. Cuando Descartes tiene la certeza de no ser engañado por un espíritu maligno o por sus propios sentidos o por sus propios sueños, entonces es cuando puede decir, “pienso, luego existo”, que es la res cogitans, mientras que el trozo de cera es lo que ve, es decir, la res extensa.

Descartes es refutado por Hume que se basa en la experiencia, consecuentemente con la sensibilidad, que da lugar al empirismo inglés, cuyo nombre más significativo es Locke.

Es en este contexto cuando surge en la historia del pensamiento el filósofo aleman Immanuel Kant, que propone una revolución en la manera de entender el conocimiento, que se ha denominado giro copernicano, que consiste en situar el sujeto con un rol activo dentro del proceso de conocer. Incitado por Hume, que lo despierta del sueño dogmático, de creer que la razón puede explicarlo todo, resuelve que la razón misma necesita ser sometida a crítica. Con ello inaugura lo que hoy conocemos como criticismo y logra una síntesis entre el racionalismo cartesiano y el empirismo inglés. Uniendo así, lo que en toda la historia del pensamiento se había dividido, a saber, Sensibilidad y Entendimiento.

Por lo tanto, Kant en La crítica de la razón pura, pretende crear una teoría del conocimiento que parte de dos facultades de conocer que son la sensibilidad y el entendimiento.

En principio todo conocimiento es resultado de la experiencia y toda experiencia se debe a la sensibilidad humana, esto es, todo aquello que es percibido por los sentidos (oído, vista, etc.). El origen de este conocimiento Kant lo llama “a posteriori”. Este conocimiento surgido de la experiencia conforma la apariencia.
Sin embargo, es necesario precisar que si bien todo conocimiento comienza con la experiencia y es “a posteriori” no significa que todo conocimiento proceda de la experiencia o de la sensibilidad, pues en el mismo momento en que se produce el hecho sensible, como si se tratara de una chispa eléctrica, se produce también el conocimiento “a priori”.

En este punto también conviene señalar que existe el conocimiento “a priori” y el conocimiento “a priori” puro.

En contraposición al conocimiento sensible “a posteriori”, tenemos el llamado “a priori”, que es independiente de la experiencia, por ejemplo, “alguien que ha socavado los cimientos de su casa puede saber “a priori” que ésta se caerá, no necesita esperar la experiencia de su caída” , sin embargo, de igual modo hay una referencia indirecta a la experiencia. Por lo tanto, si no se le ha añadido absolutamente nada empírico se trata del “a priori” puro, en donde la razón añade conceptos enteramente extraños a los que ya tenía, es decir, un conocimiento nuevo. Este tipo de juicio hace posible las matemáticas e incluye conceptos como Libertad, Dios, Inmortalidad.

Kant distingue entre los juicios analíticos y los sintéticos. Por ejemplo, cuando decimos “Todos los cuerpos son extensos”, el predicado “extenso” está contenido en el sujeto “cuerpo”. Hay un principio de identidad entre ambas palabras. Se trata pues de un conocimiento universal y necesario y de un juicio analítico, que también puede denominarse explicativo, pues no añade o amplía nuestro conocimiento. Por otra parte si decimos “Todos los cuerpos son pesados” en el cual el predicado no está contenido en el sujeto. No hay identidad entre “cuerpo” y “pesado”, por lo que hemos tenido que añadir algo a nuestro conocimiento anterior, esto es lo que entendemos por juicio sintético, pero no podríamos emitir este juicio sin experiencia alguna. Este tipo de juicio también puede denominarse extensivo, puesto que añade o amplía el conocimiento al efectuar una síntesis con las palabras “cuerpo” y “pesado”. Pero, para Kant los juicios que dan base al conocimiento científico serán los juicios sintéticos “a priori”, los cuales sin depender de la experiencia amplían el conocimiento a priori.

La tarea propia de la razón pura se contiene en esta pregunta ¿Cómo son posibles los juicios sintéticos “a priori”? Como quiera que el objetivo ulterior de la filosofía a lo largo de la historia es la metafísica, Kant se plantea la posibilidad de la metafísica como ciencia, es decir, de una ciencia especial que puede llamarse crítica de la razón pura. Como quiera que la razón es la facultad que proporciona los principios del conocimiento “a priori”; de ahí que la razón pura sea aquella que contiene los principios del conocimiento “a priori”.

El conocimiento humano se sostiene sobre la Sensibilidad y el Entendimiento, los cuales tal vez procedan de una raíz común, pero si esto es así, es desconocida para nosotros. A diferencia de los racionalistas y los empiristas, quienes entendían por conocimiento lo que producía la razón o la experiencia, respectivamente, para Kant el conocimiento es la fusión de ambas: por la sensibilidad recibimos los objetos, por el entendimiento los pensamos.

A través de la Sensibilidad se nos dan los objetos (intuiciones)
A través del Entendimiento pensamos esos objetos (conceptos)

Para Kant la Sensibillidad es la que hace posible que tengamos o percibamos fenómenos y el Entendimiento es el que hace posible que pongamos conceptos a estos fenómenos. De este modo se daría lo que el filósofo denomina el uso trascendental de la razón; la actividad sintética de combinar los elementos percibidos racionalmente. En consecuencia, su preocupación no está precisamente en lo que pensamos, sino en cómo lo pensamos, es por ello que la estética trascendental se plantea dos preguntas fundamentales: ¿Cómo es que percibo? ¿Qué condiciones “a priori” tengo para poder tener experiencias?. En definitiva, cuáles son las condiciones de posibilidad que me permiten tener experiencias. Y en la analítica o lógica trascendental se pregunta: ¿Cómo le doy un concepto a lo que percibo? La respuesta a la problemática planteada a la estética trascendental será que existen dos condiciones de posibilidad que son el espacio y el tiempo. Y a la analítica trascendental serán las doce categorías.
En la medida en la que la Sensibilidad contenga representaciones “a priori”, que constituyan la condición bajo la que se nos dan los objetos, pertenecerá a la Filosofía Trascendental.

Como hemos mencionado anteriormente, la estética trascendental estudia las condiciones de espacio y tiempo del conocimiento, como intuiciones puras, pues producen la primera síntesis del carácter sensible. Según Kant existen dos formas puras de intuición sensible como principios del conocimiento “a priori”: espacio y tiempo.

El espacio no es un concepto, el espacio es necesario para que el fenómeno pueda representarse. El espacio no es discursivo, sino una intuición pura, sólo podemos representarnos en un espacio único, no hay más de un espacio, pero sí que podemos establecer partes de un espacio. El espacio de representa como una magnitud dada infinita. El espacio es el continente de todos los fenómenos. Es la forma “a priori” de la sensibilidad externa.

El tiempo es condición de posibilidad de la representación de los fenómenos, pues estos siempre ocupan una posición en el tiempo y que si bien hay tiempos diferentes, no son simultáneos, sino sucesivos. NO es universal, sino una forma de intuición sensible. La representación del tiempo es ilimitada. Es la forma “a priori” de la sensibilidad interna. No existe por sí mismo, pero sí existe a partir del momento de la percepción de un fenómeno, pues es la forma del sentido interior y la condición “a priori” de todos los fenómenos.

Como también hay las intuiciones empíricas, señalemos que son las impresiones sensibles de la sensibilidad; es la intuición que se refiere al objeto de conocer mediado por sensaciones y es la primera forma en que las cosas se me dan, es lo que conocemos como fenómeno.

La sensibilidad es la facultad de percepción y por ser la fuente de nuestras intuiciones hace posible que tengamos fenómenos; mientras que, el entendimiento hace posible que pongamos conceptos a los fenómenos. De forma que la sensibilidad suministra las intuiciones del conocimiento y el entendimiento suministra los conceptos.

Consecuentemente sensibilidad y entendimiento se complementan, pues “Las intuiciones, sin conceptos, son ciegas; los conceptos, sin intuiciones, son vacíos".